Al ver a estos chamos en el escenario no lucen muy intimidantes. Dos hermanos, tocando una guitarra (Eoin Loveless) y una batería (Rory). Nada más. No hay pretensiones con sintetizadores o extraños instrumentos rondando por ahí tratando de parecer “indie cool”.
Pero si algo nos han enseñado bandas como The Black Keys y The White Stripes, es que a veces no se necesitan muchos músicos para lograr un gran sonido. Vocalmente suenan un poco a Ricky Wilson (Kaiser Chiefs) y a Harry McVeigh (White Lies).
Son de Castleton, Derbyshire en Inglaterra, una villa verde y pura como sacada de un cuento de hadas. Pero el sonido grunge de esta banda no suena nada puro. Vienen a ser los villanos-psicópatas de la historia, que quieren escapar con locura de la tranquilidad de sus alrededores, con letras sórdidas. En el 2013 sacaron su álbum homónimo. Todas las canciones duran entre 2 y 3 minutos, excepto por la más suave “Let's Pretend”, una canción sexual oscura que dura 8 minutos. Al igual que la duración de sus canciones, son directos, crudos y agresivos. Potente guitarra y batería, acompañada por una voz desesperada y oscura, que parece tener un par de problemas mentales que resolver.
Si prestamos atención a las letras, estos panas tan jóvenes no se andan con dulzura, y lo demuestran rápidamente con la primera canción que abre el disco “People In Love Make Me Feel Yuck”. Sangre, pistolas, tortura, rabia, angustia, infelicidad, todo con un toque de ironía y humor. Música visceral y loca para escapar de tanta cursilería falsa que hay en el mundo.
Suenan bastante bien y te harán tamborilear tus dedos y sacudir tu cabeza. Parecen muy simpáticos también. Si te pasas por su página web (http://www.drenge.co.uk/) los fans dejan sus preguntas y ellos contestan todas con bastante autenticidad. Genial, ¿no? Una relación cercana a sus seguidores, que esperamos no pierdan si llegan al mainstream.
Dejo una de mis canciones favoritas del disco “Dogmeat”