El verbo del arte insurge en la dolida piel de una bizarra ciudad que intenta hablarse a sí misma. Caracas en su jerga delirante nos invita a perdernos con ella en su grito insomne. La vida, la muerte, lo fantasmal, lo invisible, lo disímil, esa sinonimia que ocurre silente tras la histeria del tráfico latiendo siempre. Es allí donde la artista plástico y docente Belén Villarroel Alfinger que cuenta con una trayectoria de más de 20 años, traduce con la originalidad de su obra el imaginario alquímico de Sofía Insomnia, un ente artístico que si bien tiene su asidero en la manifestación sonora contracultural del post-punk, también se ha convertido en una forma de pensar la propia existencia.
La sabiduría que nunca duerme -para mal o para bien- y el encuentro con la sombra a partir de la magia protectora de la poesía, definen a Sofía Insomnia en un indescriptible cuerpo reflector que encarna los dolores del mundo y la tragedia humana, señalando inexorablemente al ser humano desde lo esotérico. Su música, su arte catártico se eleva como instrumento para la iluminación de la conciencia a partir del reconocimiento de la propia oscuridad. De allí que cada vez más artistas visuales se sumen a interpretar su obra, y que la agrupación artística musical los influencie a seguir redescubriendo en la psique humana, espacios interiores para la transformación de la naturaleza inferior.
Escultores, pintores, diseñadores gráficos, actores, intelectuales, poetas y escritores vanguardistas, seguidores de la movida contracultural que ha impulsado Sofía Insomnia, han realizado obras sobre la agrupación, gracias a lo cual se proyecta una significativa exposición de arte, expresionismo y existencialismo. Esta vez el neo expresionismo cargado de cierto simbolismo es el eje de este trabajo pictórico que la artista venezolana Villarroel plasma en las inmediaciones de la emblemática UCV, que vale acotar es llamada “La casa que vence las sombras”, lo que nos hace pensar en la carga de ironía de la significancia de este mural. Un muro que ya no divide sino invita a repensarnos. Un muro que deja su anonimato espacial para transformarse en imagen viviente. Un muro donde el genio de una artista sublima el arte de un igual. La sustancia del encuentro entre la pintura, la música y el pensamiento sobrehumano, transmutación, transformación. Un hecho poco común en estos tiempos de interacción virtual, dos universos artísticos se encuentran y se conjugan haciéndose verbo, carne y consecuencia en las propias entrañas de una metrópolis que comienza a suceder, diciéndonos algo más. Lo cierto, lo tangible, el tacto, las vista, los sentidos frente a frente. Caracas tocada por sus locos con sus luces, sus mundos, sus sombras, sus ensoñaciones, su creación.
Hay que agradecer estos atrevimientos; iniciativas alejadas de lo ordinario, la naturaleza disruptiva del arte dándose a entender gracias a la colaboración de entes del sector privado y público. Ese país en el que todos somos necesarios se comienza a construir a pesar de las propias taras mentales. Hay una necesidad de expresión artística en esta Venezuela crispada, y en toda crisis el arte en sus diferentes formas irrumpe sorpresivamente para ir más allá. Bélén Villarroel Alfinger y Sofía Insomnia son ejemplo de ello; con limitados recursos se unieron en esta travesía en vísperas del estreno del primer video clip de la agrupación post punk, con el single de su nuevo disco “Silabario De La Amargura”. La autogestión, el hazlo tú mismo vuelve al ruedo… “el punk no muere, se transforma” esto es la prueba de ello.
Frases como “Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz sino haciendo consciente su propia oscuridad” de Jung, aparecen en este muro dedicado a Sofía Insomnia. Los invitamos a visitar y a descubrir desde hoy este precioso mural que oxigena la ciudad con arte y contracultura y nos habla de la existencia de una Caracas insólita.
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